Y a lo tonto... ya va un mes!

       Nunca había estado más de 15 días sin mi familia, y siempre con amigos, pero lo más extraño es que aún no tengo "morriña", o como dicen aquí, "homesick". Puede ser porque como muy bien, porque mi cama es muy cómoda o porque soy el estudiante internacional nº 20 de mi familia y saben muy bien como evitar esas cosas. Aunque la verdad es que me gustaría poder llamar a cualquier amigo, decirle que si quedamos para dar un paseo e ir caminando hasta su casa (aquí mi amigo más cercano vive a 8 km) o poder regañar a Dana (mi adorable perrita de España) por, seguro, estar en estos momentos subida al sofá.

        La verdad es que todo pasa volando, parece que ayer mismo estaba en el andén despidiéndome y que hace unas cuantas horas aún estaba en Madrid... Creo que nunca se me había pasado el tiempo tan deprisa: veo cómo poco a poco los días se van haciendo más cortos, las hojas van cambiando de color, uno ya ni puede ir en pantalón corto por la calle,... en resumen, ya estamos en otoño (desde hace un par de días).

        Empiezo a prepararme para lo que me espera, ya tengo un buen abrigo, camisetas de manga larga (que como mucha gente sabe, en España nunca las he usado) y aún me tengo que comprar unas botas. Espero con ansia el primer copo de nieve, ver el gran St. Laurence congelado y poder caminar sobre el hielo.

        Así cada día me levanto y escucho de fondo la música que ponen en la radio. Aquí os dejo una canción de un artista canadiense para animaros un poco el día:

Pero sin olvidar nunca mis raíces:

Un saludo desde Canadá.